Para garantizar la disputa de un mínimo de dos partidos, las parejas quedaron encuadradas en grupos de 3, clasificándose para la lucha por los puestos de privilegio sólo la primera pareja de cada grupo, lo que supuso que todos los jugadores salieran muy enchufados en sus respectivos enfrentamientos para no verse sorprendidos por algún resultado adverso que pudiera dejarlos fuera de la lucha por la consecución del título.

Las primeras quinielas sobre las parejas que se clasificarían saltaron por los aires con la sorpresiva clasificación como primeros de grupo de Joseba con su hijo Adrián de tan solo 11 años. Sin embargo, su sueño tuvo un amargo despertar al cruzarse en el primer partido del cuadro final con una pareja con poco rodaje pero formada por el jugador más en forma del panorama padelístico de la zona Venancio, no en vano ha ganado el torneo de primavera de nuestro club, el torneo del Voar más entrado el verano y ha hecho final en el torneo de Navia, todo ello sin repetir pareja. Para la cita veraniega unió sus fuerzas a Luisete para formar una pareja que se ha demostrado muy competitiva y con la que ha llegado a la final de nuestro torneo, y con la que piensa repetir en el maratón de padel que organiza el Padel Voar para finales de mes.

Las semifinales cruzaron a los gemelos Vijande, defensores del título, con Diego – Marcelo, este último asimilado del tenis y que muestra muy buenos haceres. El partido se resolvió en dos mangas, la última alargándose hasta el tie-break. En palabras de los vencedores, de haberse tenido que jugar el set definitivo quizá el final hubiera sido diferente. Por la parte baja, Venancio y Luisete tras perder el primer set por 6-0, se repusieron de los nervios iniciales y sacaron adelante su semifinal imponiéndose a Suso y Carry  tras ganar los dos sets siguientes de manera impecable 6-4 y 6-2.

La final fue un partido de poder a poder. El resultado puede dar una idea engañosa de la lucha que ofrecieron los cuatro jugadores, con puntos vibrantes y juegos decididos por alguna genialidad propia del nivel que tienen cualquiera de ellos. La victoria cayó nuevamente del lado de la pareja Vijande, que tras finalizar la contienda se mostraron gratamente sorprendidos por el nivel de la pareja, que recordamos era la primare vez que formaban tándem.

Por su parte las chicas mostraron mucha más batalla ya desde la fase de grupos. Pasaban dos de cada uno y sólo quedaba fuera la peor pareja, honor que ninguna de ellas quería ostentar, y desde la primera bola la lucha fue total.

Para las semifinales se clasificaron las hermanas Cortón de Lugo que jugaron su semifinal contra Miranda y Cherino veraneantes en Figueras. Paloma y Coqui desde Avilés vinieron para enfrentarse a Lourdes e Irene, madre e hija que disfrutan su descanso estival en Castropol. En ambas contiendas triunfó la sangre familiar, pasando a la final las hermanas y madre e hija, quizá el dominio de este deporte venga escrito en los genes.

La final fue una reedición del partido de la fase de grupos jugado por ambas parejas, aunque con un final diametralmente distinto. En la fase de grupos se impuso la pareja lucense en 3 sets, y en la final se alzó con el triunfo la pareja madrileña, con un apretadísimo primer set, que se cerró en el tie-break, y que dio paso a un rápido desenlace pues el segundo set terminó 6 -1.

En la entrega de trofeos estuvieron presentes todos los patrocinadores, Jorge Ron que repetía tras su debut el año pasado y que entregó las palas de la marca Drop Shot a las ganadoras, y Mar Torviso, como gerente de la óptica Opticalia como veterana ya que desde la primera edición se volcó con el padel y con nuestro club, entregó los trofeos a los campeones y finalistas del torneo masculino.